Hoy voy a hablaros de una persona que ha hecho mucho por los niños oncológicos y sus familias… O al menos a mi me ha ayudado mucho con este tema. Con esta persona he compartido momentos divertidos por los pasillos, bromeando y charlando, contándonos chistes… pero los más importantes quizás hayan sido los más duros en esta enfermedad: las operaciones (en general), los momentos más críticos y difíciles de la quimio, ingresos muy largos…
Estoy hablando de Jon Keltza.
Hasta hace poco, él era el psicólogo de oncología pediátrica de Cruces. Ahora me he enterado de que ya no va a estar trabajando en el hospital. Le voy a echar mucho de menos y no me parece una buena idea, ya que el era una ayuda importante para muchos.
Pese a que siempre andaba corriendo de un lado a otro, siempre tenía un momento para atenderte. Nunca le he visto con una mala cara, siempre lleva la sonrisa puesta. Ambos compartíamos una pasión: los Lobos.
El siempre estuvo de enlace entre los profesionales de la medicina y nosotros los pacientes, nos ayudaba a entender determinadas situaciones.
Sus muchos años de experiencia trabajando en esta especialidad, lo hacen único. Y me pregunto ¿cómo se puede prescindir de un buen profesional con tantos años de experiencia? Como decía Bob Dylan: Blowing in the wind. La respuesta está en el viento.
Te echare de menos… en el hospital.