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Suelen decir que el verano es la típica época del año en que acechan los cacos y aprovechan para entrar a robar en las casas. Pues bien, esta historia que ahora os cuento, pasó de verdad y no precisamente en verano. Aunque parece el argumento de una película de Almodovar, fue tal y como os lo relato. Palabrita del niño Jesús….(je,je).
Hará de esto, unos 11 años. Y os recuerdo que entonces no existían los móviles, o yo al menos no lo tenía. Salí de casa sobre las 5,30 de la tarde a la guardería a recoger a mi niño pequeño. La guarde estaba a escasos 10 minutos de casa. Me acompañaba mi hijo Unai, que era pequeño para dejarlo sólo en casa. Fui, recogí al niño y volví. ¿Qué podrían haber pasado? ¿treinta minutos? Algo así. Pues bien, subo las escaleras del portal, con un niño de la mano, el otro en brazos, la mochilita del peque, etc.. y meto la llave en la cerradura. Y descubro para mi sorpresa, que la cerradura estaba colgando. Y yo pensé: “¡¡ostia, se ha roto!!” Y entonces, miro a través de la mirilla, y veo la luz de casa encendida. Yo sabía que yo no la había dejado encendida, porque había luz natural cuando salí, y sabía que mi chico no podía ser, porque entonces teníamos una tienda, y él estaba allí trabajando. Y en ese momento es cuando me entró el acojono y pensé. “nos han forzado la cerradura y hay alguien dentro”.
Al llegar al bar, veo un coche patrulla de la Ertzaintza en la puerta. Me acerco y les digo literalmente: “estoy acojonada, han forzado la cerradura de mi casa, y creo que los cacos aún están dentro”. Me siguen hasta el portal, corriendo en plan los hombres de Harrelson. Y al llegar a la puerta de casa, sacan la pipa y toda la ostia, y me dicen: “señora, usted apártese”. A estas alturas de la película, mi hijo Unai, ya estaba llorando como un descosido. Yo intentado calmarle, el hiperactivo (que no tenía ni dos años), venga quitarse los zapatos y los calcetines, y que quería ir al suelo. Salió una vecina, y se vio que le di pena, y me dijo que pasara a su casa, y que llamara a mi marido. Mientras le llamaba, los polis intentando tirar la puerta abajo, y el hiperactivo, descolocándole toda la casa a la vecina, descalzo, corriendo de aquí para allá, tirando todas las figuritas de la vecina al suelo.
Por fin, después de más de media hora, los polis consiguieron abrir la puerta. Según dijo, más tarde mi hermano el bombero, eran unos negados porque esa puerta se tiraba de una patada. Pero bueno, el caso, es que entraron con las pistolas, registraron toda la casa y ni rastro de los cacos. Y entonces, me dijeron que podía pasar. No os podéis imaginar lo que fue. La sala estaba prácticamente intacta, exceptuando alguna que otra cajita tirada por el suelo. Pero nuestra habitación, estaba como en las películas: los cajones sacados del armario, toda la ropa por el suelo, por la cama, un caos total. Os juro que no lloré, estaba como aturdida. Vino mi chico y llamamos a mi hermana para que se llevara a los niños mientras los de la brigada científica me llenaban toda la casa con esos polvos para sacar las huellas digitales. Que por cierto, no os podéis imaginar lo que cuesta quitarlos, porque, aunque en las pelis parecen polvos, es grasa pura. Luego , el cerrajero a cambiar la cerradura, los de las huellas hasta las tantas, mi sobrina que vino con mi hermana a por los niños, llorando desconsolada…
Otro tipo de atraco
Pero no creáis que aquí se acaba la historia ¡¡qué va!! Varios meses más tarde, estoy viendo Telenorte, y dicen: “hay una exposición de joyas robadas en la comisaría de Garellano…..”, y aparecen en la imagen unos pendientes que yo tenía con motivos egipcios, y un anillo mío también muy característico. Y empiezo: “¡¡ostia, mis pendientes, y mi anillo, y mi broche!!”
Al día siguiente, me planté allí. Recuperé varias cosas, todo bisutería, nada de valor, pero eran MIS COSAS. El munipa de allí me explicó que habían detenido a los cacos, que eran unos drogatas, y que eran pareja y en un mosqueo uno denunció al otro, o algo así. Por supuesto eran insolventes, y yo nunca recuperé ni un duro de lo que me robaron.
De todas formas, os daré unos consejos “anti-cacos”. La policía científica me dijo que fueron a por nosotros porque éramos los únicos vecinos que no teníamos cerradura de seguridad. Yo no cerré con llave, porque sólo iba a la guarde y vuelta. Pero me dijeron que si llega a estar echada la llave, ya hubieran tenido que hacer bastante más ruido, y tardado bastante más en forzarla. Y otro fallo, es que mi chico, cuando había mucha propaganda en el buzón, no la sacaba. Y ese día había mucha. Según los polis, es una cosa en la que se fijan, porque se supone que si el buzón está lleno, es porque llevas fuera unos días.
Conclusión blogueros: vaciar siempre el buzón, y cerrar siempre con llave al salir de casa. Y nada de guardar el dinero en cajitas, que las miran todas. Lo que no miran, son los botes de garbanzos, las cintas de video, los armarios del baño, etc.. ¡¡Y cuidadín con lo que guardáis en los armarios!! Que los de la científica hacen fotos de todo lo que aparece tirado por ahí, ropa interior, juguetes eróticos, etc…(je,je).. ¡¡Qué es coña, tontos!! Parece mentira que a estas alturas todavía no me conozcáis.