miércoles, 5 de agosto de 2009

Con lo que se vive en esta casa y aunque os parezca mentira, la entrada del otro día sobre el “doctor” Hamer y los comentarios que hubo hicieron que me costase, aun más si cabe, reconciliar el sueño esa noche. Tengo que decir que aunque pocas veces intervengo en los temas que se tratan en el blog aquel día sí tenía preparado un comentario para meterlo, porque el tema, me parecía que así lo requería, pero una entrada que hubo de una persona nueva, que está padeciendo esta enfermedad me retuvo y pensándolo mejor decidí dejarla aparcada.

Hoy he cambiado de opinión y le he pedido a Alex que me dejase la entrada (y ya es la segunda) para intentar explicar cuál es el conflicto que tengo conmigo mismo.

Me preocupa que el blog de Alex pueda llevar a equívocos y a confundir decisiones en temas tan serios como pueda ser el cáncer a terceras personas. Cuando a alguien le detectan un cáncer, tarde o temprano acaba entrando en internet a leer e informarse. Todos lo hemos hecho. Incluso estas experiencias de los blogs, ya veis que son seguidas por muchas personas que están al otro lado, donde contamos lo que nos pasa cada día, quedan ahí escritas por mucho tiempo y en cualquier momento, ahora, mañana o dentro de cinco años pueden ser leídas por cualquiera que busca información.

Yendo al grano. La entrada sobre Gerard Ryke Hamer acabó siendo, desde mi punto de vista, una entrada dedicada a las medicinas alternativas y su valía, que nadie pone en duda y sobre la que se podría hablar largo y tendido, la cuestión es ¿en el tema del cáncer estas medicinas curan la enfermedad? Entiendo, comprendo y asimilo que en otras patologías quizás puedan curar, pero el otro día se hablaba de cáncer y me dio la impresión que el tema se fue por otros derroteros. ¿Quién es el torero que se pone delante de este morlaco a pelo? Realmente si nos detectan un cáncer ¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a decir no a la quimioterapia, a la radioterapia y a la cirugía?

Alex también tiene su anécdota al respecto, en cierta ocasión visitamos a un tipo con más títulos en la pared que la de Alba, el cual tras extraerle una gota de sangre, mediante pinchazo en un dedo y mirarla por un microscopio convencional pregunto: “¿Quién ha dicho que este niño tiene cáncer?” El resto de la consulta me la reservo. Es la única vez que he visto llorar a Alex desconsoladamente a lo largo de su enfermedad.

Sobre Hamer hay cientos de páginas escritas, muchas a favor y muchas en contra, pero no hay que olvidarse que es médico inhabilitado, detenido, con juicios penales y encarcelado. Que su teoría lo mismo vale para curar un cáncer que el dolor de un juanete, casi. Y lo dejo ahí.

Hoy por hoy, al menos yo, toda la gente que conozco que ha superado un cáncer ha sido con el método tradicional, con mucha lucha y muchos malos ratos.

Tomás.

Un poco de humor no nos vendría mal hoy.