Hoy voy a hablaros de Markina.
Supongo que la braña de Mandala estará en un lugar precioso por las fotos que he visto, pero creo que el caserío de Markina que tuvieron mis primos no tiene nada que envidiar. Esta situado en un lugar precioso, entre montes y lejos de todo ruido. Tiene un pequeño riachuelo, donde el agua que corre te incita constantemente a la tranquilidad y a la relajación. Ya no quiero contaros nada cuando es de noche y estás sentado tranquilamente en el porche. ¡Una gozada!. Algún día os lo describiré con más paciencia.
La primera vez que iba a ir fue hace unos años, el día de Noche Vieja. La íbamos a celebrar allí y fue casualmente cuando mi apéndice se puso de parto. Ya estaba todo preparado para marchar y yo llevaba toda la mañana con un dolorcillo en la tripa asique mis padres decidieron que mejor pasar antes por el hospital. Resumiendo: APENDICITIS, operación y a tomar por el cinco la Noche Vieja.
Tuve que atrasar mi primera cita con el caserío. Pero bueno la verdad es que creo que luego lo he podido disfrutar bien. Todas las veces que he ido, la compañía que he llevado me ha hecho pasarlo bien y volver a casa con la sensación de un fin de semana completo.
En otras entradas iré contando las veces que he ido, con quien y contaré alguna anecdotilla que también las ha habido.
El caserío ya es historia, y me da pena porque me hubiera gustado disfrutarlo más veces y con más amigos. Es increíble que para mí, que estoy prácticamente todo el día con la tele encendida, aunque esté haciendo otras cosas, allí que no la había, tampoco la echabas de menos. Y es que está claro, Un lugar agradable con buenos amigos o con una familia enrollada son suficientes para sentirse agusto y feliz.
He intentado cargar un video, para hacer más divertida la entrada, pero se hace interminable o no me deja. Otra vez será.