lunes, 31 de agosto de 2009

MI ABUELO PEDRO


Ayer en los comentarios, Ángel hace una mención a Pedro, el abuelo de Alejandro.

Comentario realmente acertado y merecedor de una entrada dedicada a quien, como dice Ángel, hace una labor en la sombra digna de darle toda la luz que se merece, que es mucha.

Sin él la situación que en estos momentos se vive en esta casa hubiese sido totalmente distinta. Es por antonomasia la persona siempre dispuesta a hacer lo que haga falta y en el momento que se le pida. Desde ir a por el pan, hacer las compras (con su cartera), pasar la aspiradora, ir al hospital, pasar la mañana en el hospital, y la tarde si hace falta, ayudar en la cocina, ayudar en la tienda… lo que sea de lo que sea, siempre está dispuesto. Siempre con buena cara y deseando ser útil. Siempre ayudando. Siempre ahí.

Pedro es esa persona consciente en todo momento de que su hija y su nieto están pasando por un mal momento y hay que darlo todo, como padre y como abuelo. Y él lo hace. Y lo hace mejor que nadie. Siempre lo ha hecho, pero ahora con mayor motivo. Incansable, laborioso, persistente, activo, inagotable, voluntarioso, tenaz… así es el abuelo.

Siempre puesto al día, en sus ratos libres (a quien madruga, dicen, Dios le ayuda) le ves leyendo cualquier libro, el periódico o informándose de lo que pasa en el momento. Viviendo el presente, el hoy, y siendo consecuente con la realidad. Ágil en todo momento, porque puede y porque se lo exige a si mismo. Capaz de apuntarse al “Getxo Bizi” para todas las tardes que hace bueno y las circunstancias se lo permiten, darse un paseo en bicicleta por el pueblo. ¡Olé!
Buen abuelo, excelente padre y mejor suegro. Ochenta y tres años contemplan a este “monstruo”.

GRACIAS PEDRO.

Tomás.



Vale, una entrada a medias. Y ahora tengo que hablar yo de mi abuelo. Por lo que dice mi padre parecería que tendría que llevar un arito en el cogote, y no digo yo que no, pero también tiene sus defectillos.
Primero. Le gusta el futbol y eso ya sabéis que para mi es incomprensible.

Segundo. Por si esto fuera poco, es hincha de la Real (que tomen nota los futboleros del blog).

Tercero. ¿No va estar informado? Se pasa todo el rato con el mando de la tele cambiando de unas noticias a otras y cuando no las hay se lee entero el teletexto.

Cuarto. Necesita obligatoriamente quince minutos de siesta (y de esto tengo pruebas) y si en ese rato suena el teléfono no quiero decir más. (Ojo tío Paco, que de diez llamadas en esos momentos tan cruciales, ocho son tuyas).

Quinto. No hay quinto.

La siesta (antes de sonar el teléfono).

Recuerdo de mi abuelo, cuando yo era más pequeño, los paseos que nos dábamos por el campo y de las cosas que me iba contando por el camino. Muchas veces íbamos andando y alguna lo hacíamos en bicicleta, aunque a mi me gustaba más andar. Recuerdo que íbamos hasta la fuente de Valdehunco y allí me sacaba agua para beber y seguíamos hasta la ermita donde descansábamos un poco y vuelta a casa. También recuerdo cuando me llevaba a cazar ranas al mismo sitio, (ya sabéis que tuve una época muy ranera), aunque siempre me decía que luego había que traerlas otra vez al mismo sitio. El es muy cuidadoso con los animales. Me cortaba juncos y me iba explicando todas las cosas que había por el campo… las hierbas, cardos, para que era esto o aquello… yo no entendía mucho de lo que me decía, pero me gustaba escucharle. Alguna vez le pidió la burra a mi tío Tasio para darnos un paseo en ella, yo iba un poco acojonado pero al final me lo pasaba genial.



Ahora me doy cuenta que está muy pendiente de mi, de que tal estoy, de si me hace falta algo… de todo.

Mi abuelo es un abuelo cojonudo, asi que por cuatro defectillos no le vamos a quitar el merito que tiene, que es mucho. Tanto, como aguante, que de esto también tiene un rato. Y largo.


Lo siento tío, es que es de las mejores fotos que tengo con mi abuelo. A pesar de.