domingo, 28 de diciembre de 2008

LOS SANTOS INOCENTES


Hoy hubiese sido un bonito día para dedicárselo a mis tíos, a cualquiera de ellos, para intentar gastarles una bromita, y hacer unas risas con ellos. (Aunque estoy seguro que luego me llegarían de rebote las consecuencias). De todas formas, aviso a quien venga hoy por casa, vigilar vuestra espalda… no digo más.


Pero hoy quiero dedicar esta entrada a todos los niños y adolescente que se encuentran en la misma situación que yo. Creo que también somos “inocentes”. No sé si santos, pero inocentes, sí.


En todo este tiempo que llevo con mi enfermedad he visto cantidad de niños, de todas las edades, desde bebes recién nacidos hasta chicos y chicas de mi edad y algunos algo mayores.


He visto cantidad de momentos malos, por las medicaciones, por las operaciones, por el aburrimiento de estar, a veces, tanto tiempo ingresado. He oído llorar a los más pequeños a la hora de pincharles. Son muchos pinchazos los que se reciben. Los mayores los aguantamos como podemos, pero a veces…


Demasiado puteo para no tener culpa de nada. Pero tiene que ser así. Esta enfermedad es larga y dura.


Sin embargo resistimos. Después de los días malos y en cuanto nos encontramos algo mejor, volvemos a hacer chistes y sonreír. Los más pequeños a su manera igual. Y no quiero contar nada del día que te mandan para casa, aunque tengas que volver la semana siguiente, ese momento es casi mágico.


Por todo esto y mil cosas más creo que somos “inocentes”.


Como lo son el resto de niños que se encuentran hospitalizados, los que sufren otras enfermedades, los que pasan hambre, los que no son felices por otros motivos,… tantos y tantos…