sábado, 24 de enero de 2009

"LOS SUEÑOS... SUEÑOS SON"





¿Cómo están mis queridos blogueros? Después de la entrada de ayer, me he dado cuenta que tengo un circulo muy grande de convocatoria he llegado a despertar a alguno que llevaba dormido un montón de años y solo por el futbol, a ver si va a ser que esto es mucho más importante de lo que me parece a mí y aquí va a estar la clave de muchas cosas. Bueno ya volveremos a ello.

Hoy quería hablar de otro tema “los sueños” no el sueño como acto involuntario, necesario para el ser humano. Sino de los otros sueños, esos sueños que todos tenemos escondidos en los rincones de nuestro cerebro y que van saliendo poco a poco, realmente cuando están preparados para salir.

Yo siempre he tendido a soñar despierto, desde que era muy pequeño era una de las cosas que a mis cuidadores y profesores les preocupaba , que fuera capaz de evadirme cuando algo no me interesaba, y esto era bastante frecuente, aunque hoy en día sigo igual, a Dios gracias.

Cuando mis padres se reunían con ellos(con los profesores, no con los sueños), siempre era la misma cantinela, que este niño se evade, que no se centra, que está ausente, etc… menos mal que ellos nunca vieron que eso podría llegar a ser un serio problema para mí, así que aunque siempre estuvieron pendientes de esto, creo que entendieron que tampoco podía resultar tan malo para mí.
A todos ellos decirles que a pesar de todos sus intentos para que yo fuera abandonando este habito, creo que he conseguido pulirlo tanto, que para mí es el mayor escape que tengo en momentos de necesidad, y estos a veces son muchos. Soñar despierto es una experiencia a veces fantástica.

Por parte de los sueños que paso en la cama, creo que soy el único que se aburre con sus propios sueños. He tenido sueños en los que estaba todo el rato tumbado. En los que no me podía levantar. Pero quizás el sueño que más me llama la atención es en el que entran en juego las muletas. Muchas veces he soñado que iba al insti, o al hospital o a cualquier sitio y me veía con las muletas, pero en momentos determinados yo me levantaba y me ponía a andar tan normal y para nada me hacían falta las muletas. Este sueño se me repite una y otra vez. ¿Será que no quiero aceptar mi cojera? Pues no lo sé, la verdad es que en la vida normal también me voy dejando las muletas por cualquier sitio. No es la primera vez que me doy cuenta de ellas cuando ya estoy fuera del lugar donde haya estado. A veces bajo las escaleras de casa y las muletas no han bajado. Me imagino que ya sabréis el grito: “Amaaaaa, las muletas”.


Realmente me hacen falta pero no sé si será por mis sueños o por mis despistes (y volvemos al principio) pero estas cosas me pasan muy a menudo.


Tengo más sueños, pero esos me los guardo. ¡Cotillas!

Y ante la sorprendente entrada de ayer de nuestro “Claudillo” quiero dedicarle este portentoso video que gracias a Arkhonomada descubrí. ¡¡GENIAL.!!