domingo, 27 de septiembre de 2009

ALEJANDRO Y EL MUNDO DE LOS SUEÑOS.


(Escuchad la música mientras leeis...)


Vano intento el de los hombres.
El de querer medir el tiempo, sea en segundos o sea en lunas. Resulta tan arbitrario como ilusorio, porque lo que eternamente fluye, no puede se atrapado. De acuerdo con el calendario gregoriano Alejandro debería cumplir 17 años el próximo 30 de abril de 2010. Sin embargo, no será así. La razón es sencilla: Alejandro ha emigrado al Mundo de los Sueños. Y allí, el tiempo no se mide.

Que el Mundo de los Sueños existe, es una verdad tan incontestable como la luz solar: nos ilumina a todos, pero son pocos los que saben de ella. Alejandro supo de este mágico mundo a través de Juan, “El Nigromante”, con quien mantuvo una corta pero intensa relación de amistad y cercanía y quien, pese a su carácter hosco y precavido –propio de quien protege conocimientos ancestrales-, sucumbió a los encantos de nuestro Capitán. Con él compartió su mayor secreto y a él propuso su más delicada tarea: ocupar la vacante del Reparador de Sueños. Fue Juan quien le pidió a Alejandro que se lo pensara bien, que se tomara su tiempo, que recordara la responsabilidad y el compromiso que suponía asumir el reto de reparar en el Mundo de los Sueños, lo que a otros se les rompe. Así lo hizo, Alejandro. Tardó mucho en decidirse. Por demasiadas razones no resultaba fácil, pero finalmente aceptó.

Puede que haya quien se pregunte en qué consiste remendar sueños. La respuesta es muy sencilla: todos soñamos y todos tenemos sueños,

Sueños inalcanzables,
Sueños rotos,
Sueños nobles,
Sueños inabarcables,
Sueños eternos,
Sueños dulces,
Sueños de amor,
Sueños inacabados,
Sueños inciertos,
Sueños,
Sueños,
Sueños…

…pero ocurre que los sueños se averían, se desgarran, se rompen, se deshilan… Para eso es necesario que exista un reparador de sueños. Uno como Alejandro. Que cuando un sueño se nos rompa o sufra daños, cuando se nos pierda o se nos nuble… sepamos que él viene a nuestro sueño, que usa cañamazo y el juego de leznas del abuelo Benito para repararlo; que sepamos que Alejandro está entre lo dormido, cuidando nuestros hilos, velando nuestros sueños, restaurando el motor de la imaginación. Y saber que cuando acabe con su arreglo, Alejandro volará a otro sueño, otro amigo, otro universo… viajando mundos, navegando espacios mientras haya sueños que requieran de sus manos.
Y si alguna vez, mientras soñamos, notamos en el ángulo superior de nuestro sueño que una luz brilla, allá dentro, al fondo, de donde viene todo lo que puebla nuestros anhelos… si veis la luz, no os inquietéis, que nada turbe vuestro sueño, porque esa luminosidad es Alejandro haciendo su trabajo, acá adentro, donde aún seguimos soñando. O viviendo.





PARTIR

Saldrás a caminar por las estrellas
con tu cósmica corte de querubes
echando a la ribera de una nube
tu pena, como al mar una botella.

Recogerás el sueño en las violetas,
Insólitas violetas de la grama
Y te irás lentamente hacia la cama
Envuelta en una estela de cometas.

Mientras que yo, la quilla a barlovento,
Te llevo en la bitácora conmigo
Y abrigo el corazón con el abrigo
De la mágica rosa de los vientos,

Preservando en las ánforas del tiempo
El tiempo de volver a estar contigo.

(Alberto Cortez.)