domingo, 12 de julio de 2009

LAS APETINAS


Llevo dos días hecho una mierda. No sé cómo explicarlo, una mezcla de sensaciones raras entre cansancio, cabreo, sueño… vamos que no estoy a gusto. El viernes me hicieron una placa de pulmón que me habían mandado los doctores que vienen a verme a casa, porque llevaba unos días que me encontraba algo fatigado y cuando la vi me di cuenta que mi pulmón izquierdo me la estaba jugando otra vez. Otra vez está reteniendo líquido. La verdad es que me llevé un buen disgusto, pues solamente el pensar que tengo que estar otra temporada con la famosa maleta me pone de mala hostia. Otra vez con mi padre detrás de mí con ella y sin poder salir a la calle… Luego subimos a ver a las doctoras a que me hiciesen una “revisión” y bueno creo que me dejaron algo más tranquilo. No sé. Me ajustaron la medicación que estoy tomando y charlé un poco (poco) con ellas. La verdad es que no tenía muchas ganas, porque la noche anterior había dormido de pena y cuando no descanso bien todo se me hace pesado. Por la tarde intenté dormir un poco de siesta, pero no sé por qué tampoco me dormí, con lo cual mi cuerpo no estaba para muchos trotes. Quedé con Ángel para acabar el pirograbado (que ya lo terminé) y luego salimos a dar una vuelta con Tere y Lego.

Aquí acabé de rematar el día. No sé por qué (bueno, sí lo sé, los putos corticoides) pero llevo toda la semana comiendo APETINAS y suelo tener una reserva en casa, pero se me habían acabado y cuando salimos a la calle mi única obsesión era comprarlas, pero parece ser que todas las tiendas estaban cerradas y no podía ser. No os podéis imaginar lo que es tener ansiedad , querer algo y no poderlo conseguir. Estuve rabioso toda la tarde pero es que era algo superior a mí. No lo podía controlar. Aceitunas, cacahuetes, patatas fritas… no me valían, ¡Yo quería APETINAS! Luego a la tertulia se unieron mi madre y Lulú y así se formó la gran tertulia sobre las putas apetinas. Acabé loco, pero que bien se lo pasaron los demás. ¿Por qué nadie me podía entender? ¿Nunca habéis tenido esa sensación?

Ahí acabó la noche y después de cenar me fui a la cama como todos los días, preparado con mi libro y todo lo demás, pero no sé qué pasó (bueno, sí lo sé, también) que me quedé frito de la misma y aquí el lumbreras de mi padre, para que no me despertase me dejó dormido con tres almohadas en la espalda y el libro sobre el pecho. Vamos, sentado en la cama. Así hasta las siete de la mañana, que un dolor horrible en la espalda y en la pierna me despiertan. Me acomodo como puedo entre juramento y juramento y me vuelvo a quedar dormido. Me levanto a las doce del mediodía porque me dice mi padre que viene Jon Keltza en media hora. Os podéis imaginar cómo me levanté. ¡Hecho polvo! Había dormido más que nunca y estaba más descojonado que nunca. No sé ni lo que he hablado con mi psicólogo (lo siento Jon, normalmente me levanto pronto y para esa hora ya estoy despejado). De lo único que me enterado es que mi padre le ha contado que ayer la doctora me recetó otra pastillita MAS para dormir y mi padre me la encajó en la cena y como le ha parecido poco, me ha metido otra en el desayuno y así llevo todo el puto día que no doy pie con bolo. Hecho una calamidad. Hemos salido a dar una vuelta y he estado sin ganas, (a pesar que hoy sí que tenía las APETINAS), y cuando hemos llegado a casa por poco entre esta sensación y el puto pulmón casi no puedo subir las escaleras.

Ya le dicho a mi padre, la pastillita por la noche me la tomo, pero por la mañana te la tomas tú (a ver si él también se relaja un poco).
Y ahora me voy a la cama, que ya me he tomado la dosis, no sea que tarde un poco y me quede dormido en el pasillo.

Para Ángel:
¿Has probado las APETINAS? Pues ya la has cagado, verás el mono que crean y lo duro que se hace vivir ciertos momentos sin ellas. Espero que no le hayas dado a Lego. Cuando subas a pirograbar te voy a poner unas aceitunas mientras yo saboreo y me deleito con el crujir de las “atinas”. Je, je…