domingo, 3 de mayo de 2009

A MI MADRE

Hoy han estado mis amig@s en casa para felicitarme y podría hacer una entrada sobre ell@s, porque aunque sin ganas (aún estoy flojo) me han hecho pasar una tarde entretenida y he aguantado como un campeón. Ell@s tienen la facilidad de llenarme de energía, de hacerme reír y de que el tiempo pasé sin darme cuenta. Con ell@s todo es más fácil. Os quiero.

Pero hoy la entrada tiene que ser forzosamente para mi madre. Mañana os la dedicaré a vosotr@s y a vuestros regalos.

A mi madre:


Tengo las ideas claras de cómo es mi madre y ya he hablado varias veces de ella aquí, pero una vez más quiero contarle como la veo y como quiero verla.

Mi madre es una persona luchadora hasta el aburrimiento, no se cansa por nada. Recuerdo cuando era más pequeño, siempre pendiente de mí. Siempre preocupada por una cosa o por otra, bueno yo creo que por todo (por la casa, por mi padre… por todo) Todos los días pendiente de mis deberes, de lo que tenía que estudiar, de lo que tenía que hacer. No os podéis imaginar cuando tenía cerca los exámenes, aquí se convertía en una autentica “pesada”. Todo el día machacando. – Ama que ya me lo sé. No importaba había que repasarlo otra vez. Antes de ir a la cama, otra vez. Así con todo. Demasiado nervio para mi tranquilidad. Muchas veces me costaba seguir su ritmo.

Con mi enfermedad no os quiero ni contar. Las horas que ha metido de hospital a mi lado, cuidándome en todo y pendiente de todo. En cuanto alguien la turnaba ella marchaba a casa para hacerme la comida y al poco rato estaba de vuelta con lo que me apetecía para comer o para cenar. A veces cuando estaba un poco cansada se enfadaba, pero enseguida volvía a ser la misma. Siempre pendiente de todo. De las medicaciones que me ponían en el hospital, de las que tenía que tomar en casa, de que estuviese limpio… siempre dándome ánimos para superar los momentos malos. Siempre ahí.

Ahora ella está pasando por lo mismo que yo, y yo quiero devolverle la moneda. Yo mejor que nadie sé cómo se encuentra. Sé cómo se encuentra de cansada, de tirada, de aburrida, de harta de todo. Pero también sé como animarla y cuando le digo que tiene que animarse o cuando le digo pequeños trucos para encontrarse mejor, se los digo porque a mí me han funcionado y quiero que a ella le sirvan igual que a mí.
Ama, yo no puedo prepararte comidas (aunque alguna vez me he puesto en la cocina) pero si puedo recordarte y devolverte todos aquellos momentos en que tú me apoyaste y estuviste a mi lado cuando me encontraba mal. Quiero apoyarte moralmente a que y en lo que pueda a que superes esos malos momentos que hay que pasar para que luego lleguen los buenos.

En mi caso lo largo de la enfermedad hace que te acostumbres a los malos ratos, y los ves llegar, y sabes cuánto van a durar hasta encontrarte un poco mejor, y por eso tengo que luchar cada día. Y eso es lo que quiero decirte y pedirte: ¡Qué luches!

Quiero verte otra vez animada y haciendo cosas, aunque sea echándonos broncas (que eso se te da…). ¡Quiero verte sonreir!

Qué suerte hemos tenido los dos de conocernos. Y como aquel día que te dije aquel chiste de Mafalda: los dos nos graduamos el mismo día, tú como madre y yo como hijo.

Este es mi regalo para ti en el “día de la madre”.

Todos a mayor o menor escala tenemos que luchar por algo cada día. Hoy lucharemos por comer un poquito más (que tenemos al viejo desesperado), mañana por otra cosa.

A mi madre, a mis abuelas, a todas las madres del blog (a Lucia por ser la más reciente) y a todas las madres el mundo mundial,¡ venga! ¡A ser pesadas!, que como dice mi padre, “son madres hasta el final y no se cansan”.



Esta canción dice: "Una gran, gran mujer en un gran, gran mundo..."
Una mujer luchadora, aunque la historia sea otra.
Pero la canción me gusta.