domingo, 8 de febrero de 2009

ONCOLILIPUT


Hoy vuelvo a hablar del hospital.


Como ya os conté en alguna entrada anterior, de vez en cuando volveré a hablar de la carta que hace ya más de un año mandé al gerente del hospital de Cruces y que todavía no ha tenido tiempo de contestarme.

Para quien la quiera volver a leer les digo que está en la entrada del día 16 de Diciembre.

Hoy voy a escribir sobre el espacio de la Unidad.

En la carta que escribí en su día yo llamaba a la unidad “oncoliliput”. Y aunque esto podía hacer referencia a que se trataba de una zona infantil, ósea de niños pequeños, también quería hacer notar que la zona era pequeña, muy pequeña.

Ya sé (porque me lo han contado) que hace unos cuantos años, los niños que tenían cáncer estaban ingresados en la quinta planta, que es donde se encuentra pediatría. Y sé que gracias a la lucha de los padres de entonces y a las doctoras, se consiguió que se creara la zona donde yo he vivido mi enfermedad. Y que por aquel entonces fue diseñada a las exigencias del momento.
La verdad es que cuando entras nuevo, te encuentras con un lugar distinto, donde todo está controlado. Entras por una puerta y sabes que de ella para dentro todo es oncología infantil. Que todos los que estamos allí somos iguales.

Tengo que decir que también he tenido momentos en los que me he encontrado cómodo y agusto y he compartido ratos con compañeros hasta divertidos. Pero todo esto no hace que a mí me valga y cuente lo que creo que hace falta allí.

La situación es distinta. Cuando se creó esta Unidad había muchos menos casos que los que hay hoy. Esto hace, que hoy en día, en situaciones esté masificada y que a veces nos tengan que ingresar en pediatría.

La zona se compone de una habitación de cuna, tres habitaciones de aislamiento, una habitación de cuatro camas y dos habitaciones de dos camas, una pequeña zona que la llaman la escuelita, y luego los despachos de las doctoras.
Pues de todo esto para mí solo se libran (por espacio) las tres habitaciones de aislamiento que aunque son pequeñas pueden llegar a ser cómodas.

La habitación de cuatro camas, en algunos momentos puede ser hasta divertida, por los circos que se pueden montar, y puede llegar a ser desesperante cuando no te encuentras bien. Podéis imaginaros cuando te hace falta intimidad, o cuando estas jodido y te toca con peques que lloran, o cuando unos quieren dormir y otros quieren ver la tele, o jugar… Ya no te quiero contar nada si te toca la cama que está al lado del cuarto de baño, todo el pis de tus colegas pasa por delante de ti, mañana tarde y noche, hoy mañana y pasado y así con todo lo demás, con la correspondiente tirada de cadena de la cisterna. De los armarios que os voy a contar, para abrir las puertas siempre hay que mover algo o pedirle a alguien que te deje pasar… Y por las noches cuando los padres tienen que dormir, pues igual, hay que hacer casi un puzle para que todo encaje. Hay que tener en cuenta que durante la noche las enfermeras también trabajan y tienen que entrar y salir y poner y quitar medicaciones.

Las habitaciones de dos camas es lo mismo, pero peor en lo que se refiere a espacio. Serian perfectas si solo hubiese una cama. Si en la de cuatro hay que hacer puzles, en estas es el “tetris” el que gobierna. Para mear hay que ir con el culo sacado de casa.

De la habitación de cuna no puedo contar nada. La desconozco.

En fin, que todo me parece pequeño y no creo que sea por mi estatura. Desde mi punto de vista todo tendría que ser ampliado. Las habitaciones más grandes y las zonas comunes también. En la carta le pedía al gerente que debería haber una salita donde los enfermos pudiésemos ir a charlar o a romper simplemente la monotonía de la habitación o a recibir alguna visita. Hay que tener en cuenta que los ingresos pueden ser cortos, pero a veces también lo pueden ser largos y todo el mundo en esa planta entra y sale, viene y va, incluso los padres se turnan para estar con nosotros, pero los pacientes nos quedamos día tras día hasta que nos dan el alta.

La verdad es que este tema me daría para mucho más, asique lo dejaré para otro día, que por hoy ya he contado bastante.

Tengo que decir que las doctoras siempre han hecho lo posible para que me sintiese cómodo. Siempre procuran no mezclar adolescente con pequeños, o chicos con chicas etc y esto lo miran mucho, pero a veces les es imposible. También se que el espacio del hospital no da para más, pero eso no quiere decir que yo no pueda decir lo que pienso y lo que no veo bien. A lo mejor no vendría mal un hospital infantil bien preparado y especializado. Los niños también sufren enfermedades, tienen accidentes…

¡Ah ya! Que para esto no hay dinero… ya, ya.