LA IGLESIA CATOLICA SAQUEA EL PATRIMONIO DE LOS PUEBLOS NAVARROS.
Aprovechando la no inscripción de fincas a favor de persona alguna, la Iglesia Católica Navarra, tramita en Juzgados de 1ª Instancia, miles de expedientes de dominio o también por la vía de título público de adquisición, complementado por acta de notoriedad cuando no pueda acreditarse de modo fehaciente el título adquisitivo.
Un decreto franquista de 1946, en su art.206 de la Ley Hipotecaria, concede a la Iglesia Católica, por los favores de palio y apoyo a la sublevación, el privilegio de inscribir bienes, aún careciendo el título escrito, mediante la oportuna certificación librada por la persona a cuyo cargo estén la administración de los mismos. De esta manera la Iglesia Católica continúa disfrutando , en un ESTADO, teóricamente, ACONFESIONAL de un intolerable trato de favor en materia Hipotecaria, con el mismo rango que el Estado, Diputaciones y Corporaciones de Derecho Público.
El Arzobispado de Pamplona y el Obispado de Tudela están practicando un expolio contra el patrimonio de pueblos navarros. La Iglesia de S. Saturnino, cuyo coste fue de 3 mill de euros, fue restaurada con dinero público. La Diócesis inmatriculó este bien inmueble como de su propiedad, en pleno dominio y, en su caso, de la explotación turística.
Este no es un caso aislado, desde 1998, se han apropiado de 1.087 bienes: templos parroquiales, ermitas, basílicas, atrios, 42 casas, viviendas, 25 locales comerciales, 102 fincas rústicas y solares, 31 terrenos de pastos, 12 de viñas, pinares y arbolados, 7 cementerios y 1 frontón.
Para tranquilizar las protestas, cada vez más crecientes, la Iglesia dice “las propiedades son de las parroquias y por tanto del Pueblo”, pero las escrituras dicen que son de la Diócesis, con personalidad jurídica. Hay que tener en cuenta que el Papa es el supremo administrador de los bienes de la Iglesia Universal.
La inmoral conducta diocesana con el pueblo de Azkona, en el Valle de Yerri, en el que el pueblo levantó una casa (apezetxea), para que residiera el cura; éste se marchó y el pueblo siguió sufragando los gastos de la casa y costeando las reparaciones, sin saber que la Diócesis ya la había registrado a su nombre. Ahora el Arzobispado, quiere vender o alquilar la casa y no tiene ningún reparo en echar a los vecinos que, ante la ausencia del cura, habían instalado allí el consultorio médico.
La Iglesia, en 1693, excomulgó a todos los miembros del Tribunal de Justicia de Navarra por haber impuesto una multa de mil ducados al entonces Obispo.
Estos días, asistimos a la triste noticia sobre la represalia que la Iglesia Navarra está llevando a cabo contra Pedro Leoz Capdevilla, ex sacerdote y miembro de la Plataforma de Defensa del Patrimonio de Navarra, retirándole la irrisoria pensión, por jubilación, que percibía. Él suele decir que: “la Diócesis se ha convertido en la mayor inmobiliaria de Navarra a costa del Patrimonio histórico de los pueblos”. También suele afirmar que “se ha repetido el milagro de los panes y los peces. Por el precio de una campana, han adquirido la propiedad de más de mil inmuebles, solares y fincas”.
(Extractado del artículo de Andreu García Ribera).
Ángel.